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Galletas de jengibre navideñas: tradición, aroma y magia en cada bocado

Pocas recetas evocan tanto el espíritu navideño como las galletas de jengibre. Su aroma especiado, su textura crujiente por fuera y suave por dentro, y la posibilidad de decorarlas con glasé de colores las convierten en un clásico que atraviesa generaciones.

Más que un postre, son un ritual: preparar la masa, recortar las figuras, hornearlas mientras la cocina se llena del olor a canela y jengibre, y finalmente decorarlas en familia. Por eso, cada diciembre, estas galletas vuelven a protagonizar mesas, regalos y celebraciones.

El origen de las galletas de jengibre se remonta a la Edad Media, cuando el jengibre comenzó a usarse en Europa no solo como condimento, sino como conservador natural. Con el tiempo, los monasterios empezaron a elaborar pan de jengibre para festividades especiales.

En el siglo XVI, la reina Isabel I de Inglaterra popularizó las galletas en forma de muñecos, decorados para agasajar a invitados de su corte. Siglos después, este gesto se transformó en uno de los íconos más reconocibles de la Navidad moderna.

¿Por qué amamos las galletas de jengibre?

  • Son aromáticas y reconfortantes gracias a la mezcla de jengibre, canela, clavo y nuez moscada.

  • Invitan a la creatividad: se pueden hacer muñecos, estrellas, árboles, casitas o cualquier figura navideña.

  • Se conservan bien, ideales para regalar o colgar en el árbol.

  • Son perfectas para cocinar con niños, creando recuerdos que duran más allá de la temporada.

Galletas de jengibre

Receta de galletas de jengibre navideñas

Ingredientes (para 25–30 galletas medianas)

Para la masa:

  • 2 ¾ tazas (330 g) de harina de trigo

  • ¾ taza (150 g) de azúcar mascabado o morena

  • ½ taza (115 g) de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente

  • ⅓ taza (120 g) de miel de caña, melaza o miel de maple oscuro

  • 1 huevo grande

  • 1 cucharadita de jengibre en polvo

  • 1 cucharadita de canela en polvo

  • ¼ cucharadita de clavo molido

  • ¼ cucharadita de nuez moscada

  • ½ cucharadita de bicarbonato de sodio

  • ¼ cucharadita de sal

Para el glasé de decoración:

  • 1 taza (120 g) de azúcar glass

  • 1–2 cucharadas de leche o jugo de limón

  • Colorantes vegetales (opcional)


Preparación

1. Batir y aromatizar

En un tazón grande, bate la mantequilla con el azúcar mascabado hasta obtener una mezcla cremosa. Agrega el huevo y la melaza, y bate hasta integrar.

Incorpora todas las especias: jengibre, canela, clavo y nuez moscada. La mezcla debe quedar muy aromática.

2. Integrar los ingredientes secos

En otro tazón, mezcla la harina, el bicarbonato y la sal. Agrega poco a poco a la mezcla húmeda, batiendo a baja velocidad o usando una espátula hasta formar una masa homogénea.

3. Reposar la masa

Forma un disco con la masa, envuélvela en plástico y refrigérala 1 hora. Este paso permite que las galletas mantengan su forma al hornearse.

4. Cortar las figuras

Precalienta el horno a 180 °C.
Extiende la masa sobre una superficie ligeramente enharinada, dejando un grosor de 4–5 mm.
Usa cortadores navideños para dar forma a las galletas y colócalas sobre una bandeja con papel encerado.

5. Hornear

Hornea de 10 a 12 minutos, hasta que los bordes estén firmes y ligeramente dorados.
Deja enfriar por completo sobre una rejilla antes de decorar.

Glasé sencillo para decorar

Mezcla el azúcar glass con la leche o jugo de limón hasta obtener una consistencia espesa, pero fluida. Separa en pequeñas porciones si quieres colorearlo.

Colócalo en una manga pastelera o bolsa pequeña con una punta fina y decora muñecos, estrellas, casitas o cualquier figura que hayas horneado.

Tips para galletas perfectas

  • Para galletas más crujientes, hornéalas 1–2 minutos adicionales.

  • Para una textura más suave, reduce un poco el tiempo de cocción.

  • Si vives en clima cálido, mantén la masa refrigerada entre tandas.

  • Puedes agregar ralladura de naranja para un toque fresco.

  • Para regalos, colócalas en bolsas de celofán con un listón navideño.

 

Las galletas de jengibre navideñas son más que un postre: son un símbolo universal de calidez y convivencia. Prepararlas y compartirlas es una manera sencilla y deliciosa de llenar la temporada de aromas, tradición y alegría.

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